jueves, 12 de noviembre de 2009

ALGODON EN EMERGENCIA


EL HILO DE LA MADEJA

EL PRESTIGIO BIEN GANADO DE NUESTRAS PRENDAS DE VESTIR DE ALTA CALIDAD ESTÁ EN PELIGRO. EL PRINCIPAL PROBLEMA: LA PRECIPITADA CAÍDA DE LOS CULTIVOS DE ALGODÓN EN LOS ÚLTIMOS DOS AÑOS. ¿SE PODRÁ REVERTIR?

La calidad del algodón peruano nos abrió las puertas del mercado estadounidense de prendas de vestir hace más de una década. Las principales marcas de ropa destinada a los sectores más pudientes depositaron su confianza en la industria peruana frente a las de otros países. En las etiquetas de los polos que venden Tommy Hilfiger, Lacoste o Ralph Lauren figura la indicación de 100% algodón peruano. Sin embargo, ese prestigio comenzaría a tambalear en un futuro inmediato en la medida en que se ha acelerado la desaparición del principal insumo del sector: el algodón en sus variedades pima y tangüis.


Las campañas del 2008 y 2009 han sido un desastre sin precedentes. “De 105 mil hectáreas que se sembraban en el año 2005 se estima que se caerá a un poco menos de 30 mil hectáreas este año. Mientras tanto, el consumo total aparente de algodón del país en sus formas de fibras, hilados, tejidos y confecciones equivale a la producción de aproximadamente 200 mil hectáreas”, detalla el especialista Hugo Cárdenas, quien fue convocado por el Gobierno para evaluar la delicada situación de este cultivo, considerado como un producto de bandera.

Entonces, ¿por qué la producción de esta materia prima local decrece en relación inversa a la creciente actividad del resto de la cadena? Cárdenas revela que hoy el algodón peruano solo abastece el 19% del consumo total y el 81% se alcanza con la importación de algodón (aquí el experto toma en cuenta tanto a la fibra como sus derivados: hilados, tejidos y prendas finales). Hasta hace solo cinco año la relación de demanda del algodón peruano y el importado era de 50 y 50.





OTROS ENEMIGOS
Ocurre que la única competencia directa durante todos estos años fue el algodón de EE.UU. que recibe millonarios subsidios, pero ahora eso abarcaría también al resto de la cadena. “Mientras el 100% de las fibras de algodón importadas proviene de Estados Unidos, más del 95% de las importaciones de algodón en sus formas de hilados, tejidos y confecciones proviene de Asia, principalmente de India y China, con subsidios”, explica Cárdenas.

VARIAS RESPUESTAS
¿Cuáles son los problemas que enfrenta el cultivo?

En este punto se disparan muchas respuestas que logran evidenciar la complejidad del tema. Si partimos de la celeridad en la caída de los cultivos de los dos últimos años, está en primer lugar la recesión económica que enfrenta EE.UU., principal país de destino de nuestras confecciones (en un 70%).

Los textileros y confeccionistas han incrementado las importaciones de hilado de la India más baratos —por un tema de subsidios— para hacer frente a la depresión de los precios en EE.UU., reconoce Pedro Gamio, presidente del Comité de Confecciones de la SNI. “El mercado estadounidense es uno solo pese a que llegamos a un nicho de alta calidad. Los chinos, con sus precios más bajos, afectan a todas las categorías de prendas, más aun en una época de crisis”, afirma. Por su parte, Luis Herrera, gerente de administración de la empresa Creditex, señala que el sector tiene límites a la hora de incorporar precios que no son competitivos, como ocurre con el algodón. Una segunda respuesta es que el algodón estadounidense comenzó a ingresar con cero arancel debido a la vigencia desde este año del tratado de libre comercio. Al respecto, León y León deja en evidencia que el Gobierno se comprometió a compensar económicamente al sector, pero luego eso quedó en el olvido.

Otro problema es que el Gobierno suspendió desde el año pasado el programa de formalización para el algodón tangüis, que permitía la entrega de un monto económico. Aunque, el director general de Competitividad Agraria, del Ministerio de Agricultura, Víctor Noriega, comenta que se estableció un financiamiento temporal de S/.8 el quintal de algodón, sin devoluciones (ello siempre que se cumplan algunos requisitos).

Más allá de esto, el Perú es el único país del mundo que no subsidia a su algodón, resalta el presidente del Instituto Peruano del Algodón (IPA), Javier Cillóniz. “Existe un concepto errado de no financiar al parcelero —como se le ve al productor— pero sí se da un subsidio al exportador con un 8% del “drawback””, señala.

SOLUCIONES
Por todo esto, enfrentar el problema no resulta muy fácil. ¿Por dónde? ¿Valdrá el esfuerzo? Actualmente, la tecnología ha permitido a los industriales manejar las fibras de algodón cortas (de menor calidad) con resultados exitosos a la vista.

Sin embargo Noriega, del Minag, refuta la idea: “Los otros polos que pueden parecer idénticos —gracias a las tecnologías en la industria— no tienen la misma resistencia de un polo hecho con algodón pima. Lo primero que le ocurrirá a un polo hecho con otros algodones es que su cuello se deformará, el color se perderá más fácilmente”, explicó.

Cillóniz argumenta que la cadena textil-confecciones quedará en una situación de fragilidad si el primer y principal eslabón, como el algodón, desaparece. “El problema puede venir si, por ejemplo, se reducen los cultivos de algodón de EE.UU.; entonces,cómo competiríamos sin materia prima propia”, advierte.

A igual cantidad de problemas vendría igual cantidad de soluciones. Noriega ensaya dos alternativas: el establecer una normativa que obligue a los industriales sincerar los porcentajes de algodones peruanos en la prenda final, y el trabajar la denominación de origen del algodón peruano. Para los productores algodoneros, la respuesta está en el establecimiento de salvaguardias, medida que persiguieron sin éxito en el Indecopi.

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